El sistema de refrigeración mantiene la temperatura óptima del motor y evita el sobrecalentamiento. Cuando alguno de sus componentes falla, el motor puede sufrir daños irreversibles. Conocer los síntomas más habituales te permitirá reaccionar a tiempo.
Indicadores de sobrecalentamiento
La luz de temperatura en el cuadro, un olor a anticongelante o vapor saliendo del capó son señales claras. Si se presenta alguna, detén el vehículo, apaga el motor y espera a que baje la temperatura antes de abrir el capó.
Fugas en el circuito
Las fugas pueden originarse en manguitos, abrazaderas, radiador o bomba de agua. Revisa el nivel de refrigerante y observa si aparecen charcos bajo el coche. Un circuito presurizado en mal estado reduce el punto de ebullición del líquido.
Termostato y ventilador
Si el termostato se queda cerrado, el refrigerante no circula y el motor se calienta. Si se queda abierto, el motor trabaja frío y aumenta el consumo. Asimismo, un ventilador averiado impide disipar el calor acumulado en el radiador.
Radiador obstruido
La acumulación de sedimentos o cal forma tapones que impiden la circulación del refrigerante. Una limpieza profesional con equipos de ultrasonidos o una sustitución a tiempo evita fallos mayores.
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