El radiador es el componente encargado de disipar el calor generado por el motor. Si pierde eficiencia, aumenta el riesgo de sobrecalentamiento y fallos graves. Cambiarlo a tiempo puede ahorrarte reparaciones costosas.
Fugas y corrosión
El paso del tiempo, el uso de agua en lugar de refrigerante o la presencia de impurezas provocan corrosión interna. Las fugas son el primer síntoma de que el radiador ha perdido estanqueidad y debe sustituirse.
Aletas obstruidas
Las aletas exteriores acumulan suciedad, insectos y restos de la carretera. Cuando se doblan o taponan, el flujo de aire disminuye y el radiador deja de evacuar calor correctamente.
Sobrecargas térmicas
Arrastrar un remolque, circular en pendientes prolongadas o climatologías extremas someten al radiador a un esfuerzo adicional. Si el componente ya presenta desgaste, lo más seguro es reemplazarlo.
Ventajas de sustituirlo
Un radiador nuevo restablece la capacidad de refrigeración, protege la junta de culata y reduce el consumo de combustible. También ayuda a mantener el aceite en su temperatura óptima.
¿Radiador dañado? Podemos ayudarte
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